¡Ay! Oreja muda, descanso de mi corazón convulso,
¡Ay! Oreja muda, pozo sin fondo de anhelos y deseos inconfesables,
hoy te escribo para reconocer tu esfuerzo y dedicación siempre que me veo en la necesidad de acudir a ti,
¿Cuántas injusticias has guardado en tu laberinto, de donde he confiado que nunca saldrán?
¿Cuántas veces has utilizado el yunque y el martillo para destruir cualquier tentación de que saliera algo que con tanto dolor te transmití?
Por eso, hoy, te dedico unas palabras,
porque has sido el descanso de mi alma, sin vocación de serlo,
porque en tu silencio has evocado más sabiduría que mil consejeros,
porque en tu pabellón me he sentido acogida,
porque siempre estás pendiente de lo que te voy a decir
A todas las orejas mudas,
…a las anónimas, que ejercieron su papel mientras conducían un taxi, o esperaban el autobús…
…a las familiares, que me oyen, y me ven venir…
… a las recién adoptadas, por la aceptación de su nueva tarea…
… y a las de toda la vida, por eso, porque son de toda la vida…
Gracias por escucharme.